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EL QUEHACER POÉTICO

PRodolfo E. Dondero Rodo

Para el Círculo Andino de Cultura

La llamada telefónica de Julio Felipe Aguilar, me causó la alegría de siempre, cuando me trae sus noticias, y sus comentarios; pero en esta ocasión, resultó ser que su llamada era para lanzarme un reto. Confieso que sentí el temor natural que a cualquiera le invade si bajo sus pies, de repente, se mueve el piso, o intempestivamente se incrementa una tempestad sembrada de truenos y relámpagos, y no hay donde guarecerse…

Todos, felizmente, sabemos cómo se ha venido haciendo parte del ser, y parte del estar, de la especie humana, el arte poético, y este hecho, me releva de entrar en reflexiones conceptuales sobre la filosofía y el conocimiento, con que se nutre nuestro componente espiritual.

Cómo se logra el poema, a través de la palabra encantadora, misteriosa, pletórica de belleza y ritmo, es pues, la materia que nos ocupa en esta tarde en que se reinician las actividades del Círculo Andino de Cultura…

El año 2018, en una de las jornadas de nuestra institución, a sugerencia del maestro Rodolfo Sánchez Garrafa, entramos en el tema, y tuvimos importantes intervenciones, que es necesario traer a colación y que todavía quedan en el recuerdo, como las de Nora Curonisy, Julio Gilberto Muñiz Caparó, y el mismo Rodolfo Sánchez Garrafa, para quienes debemos reconocer el mérito en el oficio poético que ellos mismos representan.



Dante Alighieri alguna vez dejó escrito que “con el vino florece la poesía en el corazón de los hombres” y pasó a la inmoralidad describiendo el infierno, recinto obligado para quienes olvidan la práctica de las virtudes…y comienza su obra maestra, la “Divina Comedia”, escribiendo:


“A mitad del camino de la vida,

en una selva oscura me encontraba

porque mi ruta había extraviado.


¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento!” …

 

Y, desde otras coordenadas distantes, veamos como Juan Ramón Jiménez, en su “Animal de Fondo” “Dios deseado y deseante” escribe:

“Si yo, por ti, he creado un mundo para ti,
dios, tú tenías seguro que venir a él,
y tú has venido a él, a mí seguro,
porque mi mundo todo era mi esperanza.

Yo he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
a todo yo le había puesto nombre
y tú has tomado el puesto
de toda esta nombradía.”

Ahora bien, después de leer estos fragmentos, podemos comprobar que, ambos escritores, nos han dejado el legado de su arte poético construyendo, sus respectivos poemas, atravesando con la limpieza de sus versos, la intuición, el misticismo y la fe, con sus plumas egregias, que cual púas de arado, abrieron surcos para sembrar la palabra, cuyos reflejos son la idea que brotaba de sus mentes…Este es el quehacer poético de aquellos poetas, en los tiempos que ya nos son distantes.

Cada escritor traza su propio rumbo, y cada quien es, o será recordado en su justa dimensión, solo si llega a trascender por lo que significa o simboliza más allá de su tiempo; por eso es que, lograr el poema no es una simple aventura, es una eclosión de contenido estético que se expresa excitando a las aurículas y ventrículos desde donde flamea la emoción con la que se ordenan las neuronas…



El poeta es un buscador que no sabe lo que busca, y se vuelve afortunado gracias a una serendipia, que con su pluma graba en versos contundentes, toda la fuerza del soplo divino enunciado en el Génesis, pues ha creado, y su sencillez, de pronto, transformada en claridad se difunde entre los lectores, que se rinden convencidos y seducidos al borde de un extraño éxtasis.

Esta afirmación, no es antojadiza, va más bien en línea con lo que escribe Marco Martos, en el prólogo de “Poesías Completas de José María Eguren” transcritas a continuación:

“…el manejo maestro que tenía Eguren. Su inspiración más profunda tiene una fuente personal. Los temas de que habla en su poesía provienen del mundo del ensueño, de la duermevela, del país maravilloso y a veces terrible del inconsciente, de las alucinaciones personales, de la fina garúa limeña. Y ese mundo aparentemente nada tenía que ver con lo que ocurría en el Perú que le tocó vivir y poco tiene que ver, también aparentemente, con el Perú de nuestros días.” (…)

El quehacer poético toma formas inusitadas, transversales helicoidales, geométricas, cristalinas, gaseosas, vistas desde alturas astronómicas, con la visión erudita exclusiva de los aspirantes a ser genios; es el producto de mentes tomadas por espíritus imbatibles que pernoctan viviendo alucinaciones mágicas, afirmadas en el surrealismo, y de esta fase diamantina tallada por el tiempo, podemos encontrar a Julio Barco.

No tengo la suerte de conocerle personalmente, pero Facebook en su maraña virtual lo pone a diario al alcance de los lectores de poesía, unas veces ejerciendo el magisterio y otras exhibiendo el filo cortante del verbo constructor de realidades. En línea con el presente trabajo, veamos lo que él nos dice sobre el quehacer poético:

“Puedo escribir y estoy atado a un cuerpo: atado a varios caminos, atado a la exploración de nuevos ojos, a la belleza del pensamiento, inmerso en la potencia de mi Ritmo: a la luz de mi propia soledad. Veo la angustia volando sobre todos los instantes. Cables hirsutos moviéndose en el aire. Veo corazones comiendo dietas de cáncer. Veo caries. Puedo escribir, pero veo caries, veo ovnis, veo la falacia carcomer el interior del cuerpo & el cáncer se difunde entre los seres, mutan las células tóxicas. Veo soledad, veo la necesidad de cambios. La angustia es una palabra que se repite en los televisores, la soledad, ciertas adicciones, veo la locura de toda esta hecatombe. Alguien empieza un poema, yo quisiera terminar este. Alguien entra a su Red Social y vive irónicamente, alguien parte lejos de la Tierra en una nave. 2022 dame otros ojos, luz, aparece por mi espalda y toma mi mano hacia nuevas praderas. Hacia mariposas blancas, hacia corazones frescos que me abran el cielo hacia el ser. Yo quiero renacer con lo nuevo. Yo quiero vibrar con lo más alto.”  (Del libro Ciudad Lila Pág.23)

La pluma se engalana cuando escribe versos desde el campo sensible del alma, el padecer, el sufrir, el mal paso, el golpe artero que nos excluye, la indiferencia de los otros, el refugio en la soledad, la agonía del rescoldo de la pasión por un amor, la pila bautismal de la pobreza en la que recibimos la condición de anónimos, el dolor convertido en tótem que sacia su crueldad cada que despertamos para ir al trabajo por el que nos dan migajas, toda la desgracia puede ser registrada en versos de llanto inconsolable…lágrimas de sangre de los paisajes trágicos.

En junio del 2016, Patricia del Valle, me entregó su magnífica obra titulada “Soy Otra”, y siento una emoción indescriptible hoy día, cuando vuelvo sobre su arte poético, para ejemplificar la precisión magistral en el uso del verbo, como la piedra angular sobre la que descansa un edificio poético; he ahí el poema, he ahí el quehacer poético:


“LA CEREMONIA DEL ADIÓS

 Puedo decir adiós

a mi vida de beduino infante

con un balbuceo primordial

asfixiarme de abandono


Puedo decir adiós

colaborando a cincelar en mi rostro

los días y años

                que desconozco


Puedo decir adiós

al conocer tu olor a oscuridad

en los juncos que se trenzan

bordando mis arterias

                con una aguja finísima

 

levanto los brazos que

caen como pedazos

de inerte hierba en el otoño

grito y te quedas mudo

absolutamente mudo

como el silencio eterno que

                precede a la soledad


Puedo decir adiós

en esta ceremonia de iniciación

                        y vida”


La poeta Patricia del Valle, en su obra y especialmente en este poema, está impelida por su propia energía cinética, con la que habilita el potencial de sus posibilidades de decir adiós, y sin querer, creo yo, describe una premonición metafísica, que solo ahora que ya no está entre nosotros, podríamos alcanzar a comprender.


Los iniciados, llegan a las puertas del conocimiento de la verdad, así se manifiesta el quehacer poético, en cada estrofa de “La Ceremonia del Adiós” y así es como explico el pavor que me invadió cuando acepté escribir este pequeño ensayo, con el que oso internarme en el laberinto por donde trajinan los poetas.

Los escritores de poesía, tienen además de las herramientas de la retórica, un don que excitan en sus tiempos de desvelo, cuando buscan en su interior la otredad, el otro yo que les contradice y que es reprimida por las inhibiciones inculcadas por el medio donde habitan.

Veámoslo en el poema de la pág. 54 del libro “Ceremonia de la Cicuta” de Yoshiro Chávez Villegas:


AUTOCENSURA

Aquí no hay contrato de trabajo,

aquí truena silencio aun si no callo.

Si se calla en el sol negro

el poema no es primavera


Aquí cruza analfabeto el saber,

aquí descansa en paz la biografía.

Se muere atento tu amor.

Aquí se vacila sin orilla,

aquí es donde nunca podré ser uno ni dos.


Entonces, desde este hermoso poema, podemos vislumbrar que en las venas por donde circula la poesía existencialista, se suele ver correr la historia del hombre hacia el pulmón donde se oxigena, para cantar a la vida, lo que constituye un colofón del quehacer poético, en este caso, el del poeta Yoshiro Chávez.

Después de todo lo que se menciona en el presente trabajo, no puedo dejar de expresar mi discrepancia, ínfima, y hasta insignificante, desde la modestia del teclado de mi computadora, con aquellas frases del mundialmente famoso escritor E.M. Cioran, en su obra “El Ocaso del Pensamiento” cuando nos dice que “La literatura es un testimonio seguro de que nos sentimos más cerca de las plantas que de los animales. La poesía en gran parte no es más que un comentario de la vida de las flores, y la música, una depravación humana de las melodías vegetales…”

Discrepo, digo, porque la literatura, es un privilegio conferido en condición de exclusividad a los seres humanos, gracias a la que, a pesar del derrotismo y juicios denigrantes del rumano, con los que injustamente coloca a la humanidad como el equívoco más garrafal de la naturaleza, él ha conseguido llegar a las conciencias de millones de lectores, algunos de los que como en mi caso, estamos convencidos que la poesía expresa con igual formalismo estético, el derrotismo como el triunfalismo, lo racional como lo irracional, y canta tanto a los ángeles como a los demonios que viven en el mundo de la fantasía…aunque quizás sin él éxito pecuniario generado en las librerías.

Finalmente, dado que se ha cumplido el tiempo programado para esta intervención, quiero afirmarles, queridos amigos, que estoy convencido que todo esfuerzo que pueda hacer de mi parte para examinar el quehacer poético, no será suficiente para abarcar una diezmillonésima parte de lo que es, lo que significa, lo que motiva el arte poético, que lleva en su ADN la especie humana. Por ello este trabajo permanecerá inconcluso, hasta que otros se animen a aceptar el reto…Muchas gracias.


       Miembros del Círculo Andino de Cultura en su reunión de 09.04.2024. Imagen proporcionada por Marty Aurauzo.


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