Rodolfo Sánchez
Garrafa
En un mundo centrado en la utilidad y el consumo, el cuestionamiento de
la poesía ha conseguido cabida, al punto en que muchos llegan a considerarla como
un quehacer extraño y sin valor. Nuestra sociedad tiene sus propias
circunstancias, aunque no ajenas al contexto global; siendo así, no he podido
evitar preguntarme sobre las posibilidades futuras de la poesía en la mirada,
precisamente, de las generaciones jóvenes de poetas. No tenemos una idea cabal
del posicionamiento que ante el mundo tienen los portadores de la nueva poética,
de la literatura emergente y, por lo tanto, considero preciso conocer cuál es
el horizonte conceptual y práctico avizorado en voces frescas de nuestro
entorno. He confiado adelantar en este empeño buscando respuesta a las dos
preguntas siguientes: 1) ¿Qué es lo que impulsa o motiva a escribir? y 2) ¿Hay
razones para considerar posible el advenimiento de un mundo nuevo?
Me he animado a reunir opiniones y maneras de abordar el
asunto en nuestro medio, recurriendo a Diez (10) poetas jóvenes que ya han
asomado en el escenario actual, con los cuáles mantengo algún tipo de
vinculación. A ellos les pedí, como he hecho en anteriores experiencias, que me
proporcionaran su punto de vista en uno o dos párrafos como máximo, a fin de
conocer sus modos de pensar y los presupuestos con que actúan en la
circunstancia de hoy. De esta manera, pienso que será posible desprender algunas
perspectivas sobre las posibilidades que jóvenes poetas asignan a la poesía.
Me gusta la manera en que Piero Ramos contextualizó su
enfoque, a partir de dos premisas: a) el paso de una generación a otra no se da
de forma continua, sino, de manera discontinua; y, b) el “arte de la escritura”
solamente es político cuando el artista reconoce el término arte como un espacio de lucha.
Desarrollando esta idea, él mismo puntualizó “Si seguimos la lógica que ‘todo
arte es político’, tanto el artista como el arte existen con y contra otros en
un devenir constante y continuo en pos de la reivindicación de los oprimidos o
en favor de los opresores”. Sin embargo, no me sorprendió que, luego de un
rápido ajuste de los recambios generacionales sobrevenidos tras la poesía de
vanguardia, conviniese en reconocer que “El uso político del arte de la
escritura degenera en un dogmatismo ilustrado y de poco valor estético”. No voy
a afirmar que esta óptica sea la prevaleciente entre las voces poéticas de hoy,
pero es indudable su valor para comprender otras orientaciones y contrastarlas
entre sí.
Es fácil que los interesados se informen sobre la trayectoria
y producción poética de cada uno de mis invitados. También es natural que al
hacerlo encuentren caminos dispares y, evidentemente, orientaciones poéticas
particulares en distintos estadios de maduración y realización. No me siento
inclinado a convocar voces de personajes públicos, ávidos de situarse como influencers en los medios de comunicación;
en cualquier caso, me resulta más espontánea y coherente la línea
contracultural de poetas definidamente divergentes, a los que sí podría
calificarse de anticanónicos. De hecho, lo invisible no es sinónimo de
anticanónico, como lo sobreexpuesto o lo panfletariamente político tampoco lo
es. La poesía anticanónica, si prueba su calidad al paso del tiempo, puede
llegar a ser, justamente, la poesía canónica del futuro.
Dicho esto, paso a compartir los textos recibidos, no sin
antes agradecer a sus autores la confianza depositada en el que escribe estas
líneas.
1. ROSSANA CAPARÓ
Me atrevo a asegurar que, durante mi
adolescencia, he sido sensible a mi entorno, frente al cual me he cuestionado
muchas cosas que por mi corta edad no las entendía en su magnitud, por lo que
mis momentos ensimismados crearon una manera de expresar tales cuestionamientos
al calor de mis ansias de descubrir. Ahora tengo guardados diversos sentimientos
que la poesía me permite compartir. La poesía es una plataforma personal, para
decirme a mí misma que no se han muerto las ilusiones, y para dibujarme un
mundo con diversos colores.
Luego de esta crisis de salubridad
física, que ha desencadenado una crisis emocional, social y económica, la
poesía es una de las mejores herramientas para dar ilusión a las almas heridas.
Considero que será una buena medicina emocional para renovar y recrear
estímulos y ayudar a salir de este tiempo cojo que nos causó la pandemia. Creo
que es también un buen instrumento de reflexión para mejorar nuestras conductas
frente a la vida misma y empezar a ponerle el mejor matiz a la nueva y
reestructurada visión del sentido de la vida.
2. ROSINE FERNÁNDEZ CHAUCA
He procurado retroceder en el tiempo y
recordar a qué edad escribí mis primeros versos, y por qué. Estuve recordando
también que mi infancia y adolescencia fueron etapas muy golpeadas ya que,
muchas veces, no tenía refugio al cual acudir, razón por la que mi impulso y
motivación a escribir fue el plasmar la realidad que oprime al mundo (la
miseria, la corrupción, la alienación, el poder, la explotación, la
contaminación, la tecnología que nos ha quitado libertad, y demás enfermedades
que rodean al hombre). Empecé a escribir poemas y prosas porque hacerlo me
impulsa y me da la posibilidad de alternar un acontecimiento en la vida de
muchas personas y crear un sin fin de situaciones contrastables para mis
lectores.
Actualmente debido a la propagación del
COVID-19 estamos viviendo una nueva revolución tecnológica y, si de manera
contraria ya la hubiese, considero que entonces estaríamos en la etapa de la
plenitud; porque todo tipo de profesional ve la necesidad de saber utilizar
esta tecnología. Pienso que este mundo está lleno de tendencias o "modas".
La esperanza sería utilizar la tecnología de manera atractiva, ya que la gente acoge
la nueva tendencia mientras dure. Creo que un mundo nuevo debe venir, al menos
en la literatura, cuando seamos capaces de superar los problemas que
actualmente nos aquejan, cuando utilicemos y aprovechemos los medios de comunicación
para alcanzar influencia sobre las personas, e incluso para hacer que gente
desinteresada en la lectura comience a leer. De una u otra manera, está crisis
nos obliga a interactuar por redes tecnológicas y es razonable que hagamos uso
de ellas para llegar a muchos más lectores con el alcance intelectual que las
letras se merecen.
3. MARTÍN GALA
En una entrevista, Jaime Sabines
manifestó que los poetas eran personas descarnadas, que las cosas que suceden
nos afectan más que a otros, yo creo que es así; ya que lo que me impulsa a
escribir es la percepción que tengo del mundo y que la tienen los demás; sin
embargo, es mi mundo interno el que determina y motiva la forma cómo vuelco mi
interpretación del todo y la hago poesía, desde el pasado que va y viene como
las nubes hasta la situación actual, incluyendo la crisis, el terror, el horror
que muchas veces es la vida, las cosas buenas y el amor. No voy a decir que la
poesía está en todos lados, pero sí que se encuentra presa del tiempo, las
cosas y los pensamientos, volviéndonos seres mortales en un universo infinito,
que nos alienta a seguir siendo humanos.
Creo que todos llevamos un mundo nuevo.
Solo veamos el devenir del ser humano en su proceso de adaptación a la nueva
realidad que se le presentaba. Dado que todo era nuevo, el ser humano tuvo que superar
los problemas de la realidad para poder desarrollarse. Esto prosigue hasta hoy.
Algunos, debido a la resignación, el sistema y la comodidad, se han quedado
estáticos, prisioneros de la normalidad; y, otros, bueno, tienen cierto grado
de sensibilidad y pasan su vida luchando desde diferentes trincheras,
interpretando la vida desde diferentes enfoques. Por ello, considero que estamos
condenados a lo nuevo, a lo diferente; en definitiva, el cambio nos garantiza
la supervivencia y la evolución hacia otros conceptos de vida, convivencia,
salud e incluso arte. Hoy por hoy nos encontramos ante un paradigma que nos
obliga a cambios sustanciales dentro de la sociedad, que asiste a la revelación
de las miserias del sistema, pero que también nos da opciones que se estaban
extinguiendo, como es la solidaridad, el apoyo mutuo y el hacerlo uno mismo. Creo
que el ser humano se construye y hace de esa construcción su mundo. Así, somos
solo seres imperfectos que se adaptan a los grandes abismos del misterio de
vivir.
4. DIEGO M. EGUIGUREN
Quizás se trate de una suma de
necesidades. La primera tiene que ver con sentir que el triunfo en el proceso
creativo nunca será algo que se me niegue, porque considero que tengo la
capacidad, el talento y la confianza para siempre derrotar a la hoja en blanco
de manera más que satisfactoria. La segunda, por otro lado, aborda las razones
que llevan a un creador a estar muy por encima de la profunda desilusión que
produce el entorno. Vivimos, sentimos y terminamos cediendo ante las ganas de
decir algo. Las palabras no abandonan. Yo siempre quiero exponer algo, ya sea a
mí mismo o a alguien que todavía espera leer un nuevo poema mío. Mientras
exista una razón, un alguien o una sensación, seguiré escribiendo.
En cuanto a la literatura, no creo que
podamos hablar siquiera de un futuro cercano para la gran mayoría de
exponentes. En medio de un panorama desolador para escritores y editores, lo
que queda es seguir intentando luchar contra el desinterés, la poca cultura, el
poco espacio para la reflexión, la falta de calidad en muchos «autores» que no
se toman el oficio en serio, el poco compromiso para redimir el arte. Mi visión
no es para nada positiva pero, al mismo tiempo, siempre estoy dispuesto a ser
una espada útil desde el lugar que me corresponda.
5. YULIANA D. LUQUE RODRIGUEZ
Es cierto que la poesía ha sido
cuestionada a lo largo del tiempo, poniendo incluso en duda su quehacer y valor.
Grandes escritores se han preguntado sobre la justificación de la poesía en
algún momento de sus vidas y, como no podía ser de otra manera, han dejado por
escrito sus respuestas, algunas son honestas y otras artificiosas, unas
sencillas y otras son complicados juegos literarios que buscan el lucimiento,
unas son epigramáticas y otras largas como un día sin pan. En lo que a mí
concierne, a lo largo de mi vida el tiempo queda corto a las experiencias, no
me basto con negar al mundo y más aún condenarlo, no es una simple reacción que
luego traduzca a palabras sino que estas señales constituyen la miga de la
experiencia, de lo más penetrante en mi vida que es la poesía, ya que en ella
encontré una familia, un hogar, una condición reveladora donde crearme a mí
misma, un lugar propicio para desprenderme de la individualidad e internarme en
el sí mismo de los otros. Encuentro motivaciones en cada día, entre el tiempo
cotidiano que abre una posibilidad, que contiene e implica el vivir, escribir y
describir, es una forma de vida que he decidido tener. Escribir me fragua y
descose, me pone al encuentro de lo innombrable.
Vivimos dentro de una generación
conectada, donde todos los días podemos esperar algo nuevo, tanto que nos sorprenda
o decepcione. Lo nuevo siempre estará, surgirán formas expresivas, saberes,
lenguajes y hasta formas de vida inexplicables. La poesía con sus giros
inesperados en el mundo, seguirá siendo un instrumento de expresión que
conlleva muchas variedades y recursos para un eficaz reconocimiento de la vida.
La osadía de la aventura poética siempre estará seduciendo a la palabra, en
tanto poseedora de infinitas posibilidades de expresar el mundo desde la
fructífera y siempre virgen imaginación.
6. PAVEL UGARTE CÉSPEDES
Cultivé la escritura porque quería
identificarme con el lenguaje de los autores que leía en los libros cuando
niño. Memorizaba poemas: quería encontrar una voz poética y personal. Ese fue
el impulso para escribir pero fue posteriormente que se volvió en una necesidad.
Primero, por la motivación de no perder la memoria y al mismo tiempo para
proyectarme en el futuro. Una segunda motivación, es el mundo nuevo que radica
en la escritura, por ello, mis géneros son la poesía y el ensayo. La poesía
apela al sentimiento mientras el ensayo al pensamiento, en ambas vertientes, no
hay barreras y son el testimonio de la lucha por la vida que también es un
impulso para escribir.
En la caída del Tawantinsuyo, y ante la
destrucción de su mundo, los antiguos peruanos crearon otro, para así surgir la
utopía andina que hasta hoy se vive en peregrinaciones como las de Qoyllurit’i.
En la Guerra Civil Española, fue “el mundo nuevo que llevamos en nuestros
corazones”, como decía Durruti, el motivo del enfrentamiento contra el
fascismo. En el siglo XXI, después de una crisis sanitaria que desemboca en una
crisis también humanitaria y económica, el advenimiento de un nuevo mundo es
más que necesario. Se debe reformular el consumismo desmedido, la explotación
entre hombres y contra la naturaleza, como también nuestra huella ecológica en
el planeta.
7. PIERO RAMOS RASMUSSEN
Lo que motiva mi escritura es mi
voluntad de crear desde la estética y demostrar que el “arte de la escritura”
puede emerger en un espacio de diálogo discontinuo y no solamente en un espacio
de lucha posmarxista. Entender el arte como una interpenetración entre nosotros
–los autores– con los textos, los lectores, los comentarios y toda la creación,
es una manera de liberarnos de cualquier cuadro dogmático sin aniquilar o
quemar al “otro”. Una nueva generación de escritores peruanos solo puede
aparecer en un violento diálogo en relación al espíritu dogmático que ha
clavado sus garras imperecederas en el “progresismo” y sus distintas
modalidades fetichistas. Una nueva generación debe tener entre sus teóricos no
solo a quienes han dedicado su vida a escribir sobre el “poder”, sino también a
los teóricos que escribieron para la libertad creativa, como Nietzche, Roland
Barthes, Albert Beguin, Baudelaire, Carus y Ovidio. Una nueva generación ha de
fundar su ideología en “mostrar” y no “esconder”, siendo los ataques
cibernéticos a las instituciones y/o representantes del “progresismo”, un eco
de los tambores de guerra que anuncian el advenimiento de la gran antena
tecnológica que se erigirá en el mundo letrado y cibernético, pero que antes,
debe arrancar las máscaras de los falsos ídolos desnudando sus intimidades.
Las armas de la nueva generación están
sobre la mesa de los discursos ocultos y la simbología de la cultura clásica.
Es importante estudiar la mitología, la literatura medieval, la del Siglo de
Oro español y el periodo gótico anglosajón. La “Nueva Generación” debe
escudriñar en las razones de los autores de la vanguardia rusa para escribir en
circunstancias históricas desoladoras y reconocer su “Eros” en algún canon. El
diálogo violento debe centrarse en la escritura de autores peruanos y
evidenciar la mediocridad y el patetismo de los “amigos” que se adjudican cada
10 años, la llegada de una “nueva generación”. Lo innovador renunciará a esa
intentona narcisista al mismo tiempo que se nutrirá del cine, la fotografía, la
literatura contemporánea; y por último, cuestionará a los maestros de la
sospecha: Marx, Freud y al mismo Nietzche. Su energía prometeica para la
creatividad; su metamorfosis proteica en materia de conocimientos y erudición;
su maestría en el uso del lenguaje en relación con todo aquello que orbita
alrededor… permitirá a la “Nueva Generación” reconocer sus victorias en el
campo dialógico y su superioridad con respecto a su hermana revolucionaria e
inmortal, la que susurra temerosa: “el arte siempre es político”, esperando el
aplauso masivo de los falsos moralistas.
8. MARTY ARAUZO
En tiempos difíciles de confinamiento,
como los que hoy en día vive el mundo, lo que me motiva a escribir es la
posibilidad de compartir mis vivencias, reflexionar sobre la vida, traer el
pasado al presente, soñar despierta y vivir en libertad a través de mis
palabras que se tornan en una fuerza viva de fe, amor y esperanza que me
permite vivir y pervivir en el tiempo a pesar de toda circunstancia.
Hoy en día, como consecuencia de la
pandemia, la humanidad enfrenta graves problemas sanitarios y la peor recesión
económica. Se observa una serie de cambios en nuestra convivencia social, donde
el miedo, la angustia y la tristeza están impregnados en nuestra mente, la
muerte es un constante presente, la desconfianza nos tiene en una permanente
lucha interna por sobrevivir. En este panorama, podemos vislumbrar el
advenimiento de un nuevo mundo con una serie de cambios sociales y políticos.
Dependerá de nosotros reconstruir nuestras vidas, ponderando el altruismo, la
cooperación y el bienestar común. Es tiempo de vivir en paz y armonía.
9. LIZBETH A. HUAMÁN ROMÁN (Amarilis)
Lo que me motiva a escribir es que a
través de la palabra y sólo con la palabra podemos cambiar mentes, ayudando así
a desarrollar nuevos pensamientos que diseñen un mundo más justo e igualitario
para todos. Pero la poesía es de quien la escribe y de quien la siente. Siendo
así una fuerza que ayuda muchas veces a liberarse, sin ser algo terapéutico.
Existen muchos jóvenes con mucho
talento, pero que no son visibilizados, de tal manera que siempre se ha
enfocado a cierto grupo, es decir a personas que pertenecen a una misma clase
social, mas no a toda la sociedad, lo cual hace que el arte solo sea para la
clase alta. Esta nueva generación es básicamente un nuevo comienzo, como cada
generación en su momento, pero con la diferencia que tenemos un nuevo enfoque,
quizás vacío para las generaciones anteriores, pero que hoy pone de manifiesto una
lucha constante para cambiarlo todo.
10. JOE MONTESINOS ILLESCA
Desde que empecé a escribir,
aproximadamente a los 13 años, no tenía idea de lo que realmente significaba.
Era simplemente una extensión a los ejercicios del colegio, de las materias que
más llamaban mi atención: Literatura e Historia. En cuanto a Literatura, creo
que era algo con lo que me familiarizaba mejor. Leer cuentos, poemas y novelas
cortas, incluso pintar o dibujar, salieron de las tareas escolares obligatorias
y pasaron a formar un pasatiempo. Un primer descubrimiento fue leer, por esos
años, el poema Vocales de Arthur
Rimbaud. Fue un gran choque, algo que me tenía inquieto, y, por supuesto,
olvidé aparentemente esa experiencia hasta que la redescubrí luego, felizmente,
ya con el interés generalizado. Creo que recién tomé consciencia de eso a los 17
años cuando me preparaba para estudiar alguna carrera. En una de las separatas
de la academia leí los cuentos Las ruinas
circulares y El inmortal de
Borges. Esta experiencia hizo que me replanteara algunas cosas y me diera cuenta
del significado de la escritura o de saber quiénes eran esos seres tan
particulares. Creo que ese impulso es motivado principalmente por la curiosidad
y el misterio, es decir, el descubrimiento de nuevos mundos. Después de cada
lectura nace en mí una especie de indagación insistente, revelaciones o
estéticas para hilvanar mis propias historias.
Creo que estamos siendo testigos de un
cambio importante. La crisis que atravesamos traerá consigo un nuevo mundo que
algunos creen catastrófico y que necesitaremos una reestructuración a todo
nivel. Otros verán la oportunidad de cuestionar la sociedad o nuestro papel a
nivel sociológico, económico, geopolítico, científico. Pero, desde una
perspectiva cultural, debemos preguntarnos qué hacer ante un mundo que es cada
vez más artificial, plagado de automatismos, de prótesis tecnológicas, donde, a
mi parecer, corremos el riesgo de perder pensamiento crítico, sensibilidades y
nuestras individualidades. Creo que, ante esa incertidumbre, a los que estamos
ligados al arte no nos queda sino dar respuestas rápidas, seguir escribiendo,
acercando el arte a la gente desde nuestras trincheras, dándole la vuelta a
estos tiempos desfavorables para sentirnos vivos y hacer sentir vivos a los
demás.
Lo primero que estas meditaciones nos revelan es que para los
poetas de hoy, como lo fue también para los de ayer, la poesía es una respuesta
a las circunstancias felices o ingratas de la vida. Para Martín Gala, el
acontecer afecta más a los poetas que a otro tipo de personas; de modo tal que la
percepción del mundo actúa como un impulso para escribir. El mundo interno del poeta
experimenta sacudidas, ante las que no puede permanecer indiferente.
Las circunstancias de vida son enunciadas en términos
generales; sin embargo, hay casos en los que su extrema dureza no puede ser
encubierta y menos ignorada. El entorno, en cuanto produce profundas desilusiones
y ofrece, a la vez experiencias gratificantes, deja huellas en el espíritu y, a
decir de Diego Eguiguren, genera la necesidad de decir algo. Rosine Fernández,
lo señala con claridad meridiana, tuvo ella una infancia y una adolescencia con
carencias materiales y emocionales, que la llevaron a encontrar refugio en la
escritura, un quehacer propicio para describir y confrontar a la realidad opresora.
De este modo, parece afirmarse una visible sensibilidad ante las ocurrencias
del mundo, pues las percepciones crecientes producen la necesidad de entender
la complejidad y las contradicciones que llevan a profundos cuestionamientos,
cual lo refiere la poeta Rossana Caparó, para quien le es necesario repetirse a
sí misma que siempre es posible sobreponerse a las contingencias y avizorar
nuevas posibilidades.
Un yo fuerte, puede ser decisivo para enfilar hacia el
triunfo, con fe en las propias capacidades. Quien se sienta poeta tiene que
derrotar a la hoja en blanco nos dice Diego Eguiguren. Es que escribir constituye
un proceso creativo con muchas demandas de inspiración, motivación, talento,
entrega; se trata a la vez de una exigencia cuya satisfacción puede ser
dolorosa, placentera, frustrante y mucho más. Nuestros jóvenes poetas son más
que conscientes de ello.
Escribir poesía como una forma de vida es más que un
enunciado en estos días. Yuliana Luque lo justifica en los siguientes términos:
“Escribir me fragua y descose, me pone al encuentro de lo innombrable”. ¿Cómo
puede esto ser posible desde la vivencia de nuestros poetas? Una respuesta nos
viene de la mano de la experiencia vital temprana, con lecturas ejemplares que
conmovieron sus espíritus y se constituyeron en referentes inolvidables. Todo
un descubrimiento del significado de la escritura para seres sensibles como Joe
Montesinos, quien confiesa haber experimentado un gran impacto al leer los
poemas del genial Arthur Rimbaud, experiencia a la que se sumaría más tarde la
lectura de Borges. Pero, claro, no es solo poesía lo que nutre el espíritu, es
lo que nos dice Piero Ramos, cuyas lecturas sobre el ‘poder’, le llevaron a
familiarizarse con los teóricos que escribieron para la libertad creativa, como
Nietzche, Roland Barthes, Albert Beguin, Baudelaire, Carus y Ovidio. El
testimonio de una experiencia de esta naturaleza es altamente pedagógico para
cualquier persona, particularmente para quienes se construyen un paramento
conceptual en el quehacer poético. Es precisamente de esto que habla Pavel
Ugarte, cuando rememora que deseaba identificarse con el lenguaje de los
autores que leía de niño y que, luego, se esforzó por encontrar una voz poética
y personal.
Escuchando a estos jóvenes, puede afirmarse también que
cuanta mayor oportunidad tuvieron de interactuar con los poetas de anteriores
generaciones, les fue posible constituirse, de algún modo, en hijos literarios
de los mismos. Ser devotos de los poetas mayores (más viejos) es entonces una
necesidad de maduración, de nutrirse con experiencias ejemplares o, mejor
dicho, ejemplarizadoras. Por lo general, los poetas aman el diálogo, gustan de
lo nuevo, admiran a los jóvenes: su vitalidad, su entrega, rebeldía y tantas
otras cualidades. Los poetas viejos no devoran a los otros, no son antropófagos, en su
mayoría ya cruzaron la frontera de las contiendas generacionales, no son ajenos
a la sobrevivencia pero anteponen, casi siempre, otras preocupaciones más
trascendentes. Cómo desaprovechamos el tiempo y las oportunidades; en mi caso,
yo pude haber conocido personalmente a Mario Florián, César Calvo, Rodolfo
Hinostroza, Enrique Verástegui, y no lo hice, por dejadez; no obstante, he sido
perseverante en buscar la palabra de mis mayores y coetáneos, con una cosecha
por demás gratificante. Para mi propia tranquilidad, en los días que corren he
procurado infructuosamente reunirme con Sonia Luz Carrillo y Julia Wong Komt, conseguirlo
ya no ha estado en mis manos. Entiendo que para muchos jóvenes es más difícil
esto de socializar con su íconos, para los menos quizá por timidez, para los
más por falta de oportunidad (eso siempre puede superarse) y para algunos por
no soportar al otro, es decir por individualismo y egolatría. Muy distinto es
buscar el abordaje por arribismo y aprovechamiento, actitudes que por lo
general se van al traste.
No perder la memoria es otra motivación ineludible y el paso
indispensable para proyectarse en el futuro. Hay una filosofía en estas vidas
que asumen el compromiso de dar testimonio, sea personal o de época, sobre la
lucha por la vida. El poeta encuentra en la poética una posibilidad de
compartir vivencias, así lo expresa Marty Arauzo, a quien los versos le
permiten reflexionar sobre la vida, traer el pasado al presente, soñar y vivir
en libertad.
En última instancia, las motivaciones se suman hasta alcanzar
el convencimiento de disponer a través de la poesía el ‘poder de la palabra’.
Es eso, precisamente, lo que enuncia Lizbeth Huamán: “… a través de la palabra
y sólo con la palabra podemos cambiar mentes” y, en este ejercicio el poeta
estaría encontrando el camino de su propia liberación.
Es innegable que todo lo anterior desemboca en considerar a
la palabra como garante de pervivencia del pensamiento creador. Un pensamiento
que no puede estarse quieto y que siempre estará pugnando por un mundo nuevo,
si bien entramado con el orden ideal ya concebido por las mentes más poderosas
que nos precedieron. La idea de un mundo nuevo podría ser una necesaria ilusión,
cual nos lo sugiere la poeta Rossana Caparó. Tras del asunto está el carácter
permanente del cambio, aunque su naturaleza parece diferir conforme a enfoques
particulares que emergen desde la experiencia de cada quien.
Parece ser dominante la certeza de estar viviendo una
situación de cambio ostensible, que no es el cambio impulsado por la inercia
sino el que adviene provocado por el hombre contemporáneo. Para Rosine
Fernández, la transformación drástica del mundo es resultado de la revolución
científica y tecnológica ocurrida entre el siglo XX y el XXI. Somos una
generación conectada en dimensión global nunca antes experimentada, advierte
Yuliana Luque; y, en estas circunstancias la poesía expresa versatilidad,
polifacetismo, osadía en la aventura intelectual. Pese a esta diferencia
histórica, reflexiona Martin Gala, la idea de un mundo nuevo ha estado siempre presente,
dada la inconformidad natural respecto a las condiciones de vida y las
exigencias de garantizar la supervivencia ante situaciones adversas. Ante el cambio
cíclico, Lizbeth Huamán ve a las generaciones de poetas emergentes como parte
de un nuevo comienzo y, por tanto, portadoras de propuestas renovadas. Sobre el
carácter de tales propuestas, Pavel Ugarte es más preciso, al punto de decirnos
que la idea de un mundo nuevo es una utopía necesaria para enrumbar hacia una
reformulación del sentido de la existencia humana.
A juicio de Joe Montesinos, somos testigos de cambios significativos
que conllevan riesgos, uno de los cuales es dejarse envolver e incluso sucumbir
ante la incertidumbre, por lo que al poeta de hoy le corresponde dar respuestas
rápidas que infundan aprecio por la vida. Es tiempo de vivir en paz y armonía,
dice Marty Arauzo en tono admonitorio, la humanidad debe ponderar su escala de
valores.
Imbuido de un realismo crudo, Diego Eguiguren describe un
panorama intelectual desolador, lo que no le impide mostrarse dispuesto a la
lucha que lo revierta. Nos obliga así, a reflexionar sobre el compromiso
renovado de la poesía y las armas que le es posible disponer al poeta en la
posmodernidad, lo que bien podría llevar a poner en tela de juicio la validez
de los cánones establecidos, tal como lo leo en la poética de varios de los
invitados cuyo pensamiento se examina en esta ocasión.
Llegado al final de este análisis, siento haber arribado
a las puertas que custodia Jano, ese héroe cultural que otea simultáneamente al
pasado y al futuro, para finalmente asegurar un buen desenlace. Acudo a ideas
presentes en el discurso de Piero Ramos: las armas de la nueva generación están
sobre la mesa de los discursos ocultos y la simbología de la cultura clásica,
innovar y arribar a verdaderas victorias implica acabar con el narcisismo y la
avidez por el aplauso. Todo un mensaje generacional, así lo entiendo.
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