Rodolfo
Sánchez Garrafa
Hace
unas tres semanas, fui gentilmente invitado por Ricardo Vega Jaime (a) “Richi
Lakra”, Direktor fundador de Poetas del Asfalto, para participar en un recital
organizado como tributo a Bukowski, al que asistí con entusiasmo la noche del
19 de octubre que acaba de pasar. Las mesas del Portal de Quilca, en el centro
de Lima, se colmaron poco a poco, en un animado ambiente de literatura y
música, tocata acústica, performance y lectura poética.
Para
mí, fue una noche agradable con charla super interesante y amigable. Coincidimos
con los poetas Grover González Gallardo y Feliciano Mejía. Era un ambiente para
sentirse a gusto con buena música, lecturas provocadoras y unas buenas cervezas
en su punto. ¡Qué aires chamánicos los de Feliciano! y ¡Qué desenfado poético
de época en nuestras poetisas! Me hice de un par de ejemplares del Fancine Nº
141-42 en el que salió a luz un breve texto mío sobre Bukowski y tres poemas
que había entregado días antes de manera apurada. Encontré textos de Kazuko
Kikushima, Ricardo Quezada, Nataly Celio y catorce poemas sin concesiones
escritos por Lillian Carvo. Fue afortunado conocer a Julio Gómez, autor del
poemario “Cosmonauta” y he empezado a escuchar sus temas de música post punk
aparecidos en el CD “Se busca”. Toda una cosecha impresionante.
Hecha
esta introducción, comparto con ustedes mis aludidas notas sobre el gran poeta
homenajeado de la noche: Heinrich Karl Bukowski (1920-1994),
más conocido con brevedad como Charles Bukowski, es una de las figuras
literarias descollantes del siglo XX. Poeta de los miserables, cuya ironía
confrontó airosamente la tragedia de vivir, se hizo merecedor de todos los
adjetivos hiperbólicos imaginables para alguien que caminó a sus anchas por el
paisaje decadente de la contemporaneidad. Considerado excéntrico, arrebatado,
impertinente, soez, exhibicionista, sarcástico, sórdido, vulgar,
anticonformista, pero también único, inimitable, auténtico, prefirió
identificarse a sí mismo como un marginal.
Autor
de medio centenar de libros, un sin número de relatos cortos y abundantes
poemas, fue capaz de exhibir una enorme sensibilidad junto a su lapidario
realismo. Escribió como vivió, con una notable coherencia que enrostró a la
sociedad de su tiempo, haciendo visible el reverso sórdido y ruin del sueño
americano. Nacido en Andernach-Alemania, pasó la
mayor parte de su existencia en la ciudad de Los Ángeles-EEUU. Creció en un
barrio obrero pobre, soportando la miseria de la depresión económica de los
años 30 y el maltrato paterno. Tuvo una vida dispersa, precaria y, en cierto
sentido, escapista, marcada por un temprano rechazo social. Trabajó doce años
en el servicio postal, hizo estudios de periodismo sin llegar a graduarse. Logró
sobrevivir al alcoholismo, conviviendo con su adicción a la que convirtió en
productiva y, aún más, en fuente de coraje, éxito y libertad.
Su
obra se sitúa en la línea del anticonformismo californiano de la generación
beat, pero no debería ser confundida con ésta, pues su llamado realismo sucio
es singular. Abordando temáticas explosivas, abrió sistemáticamente las puertas
del infierno, armado con un lenguaje agresivo propio de bares subterráneos,
exento de piedad, echó mano, por igual, ora a una prosa irónica sin concesiones
ora a una lírica ruda y áspera, pero no por ello menos conmovedora. Hoy
queremos recordar a este ícono de la literatura, acogiendo al pájaro azul que
no dejó de anidar en su intimidad, haciendo todo lo necesario para no
doblegarse ni morir. Hoy celebramos, porque hay que celebrar su indecencia, su
exuberante impertinencia, sus descaradas convicciones, su locura extraordinaria,
sus humanas pulsiones, su ser como fue hasta el final.
No
puedo dejar de consignar, como cierre, uno de sus bellísimos poemas:
Imagen: Fernando Laguna Silva |
Pájaro azul
Charles Bukowski
hay un pájaro azul en
mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí
dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
hay un pájaro azul en
mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo
whisky encima y me trago
el humo de los
cigarrillos,
y las putas y los
camareros
y los dependientes de
ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí
dentro.
hay un pájaro azul en
mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí
abajo, ¿es que quieres
montarme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que
se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
hay un pájaro azul en
mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado
listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo
duerme.
Imagen: Fernando Laguna Silva |
le digo ya sé que
estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a
introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he
dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo
no
lloro,
¿lloras tú?
A
veces, Buko, sólo a veces.
Chorrillos-Lima,
octubre de 2018.
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