Rodolfo Sánchez Garrafa
En su libro Los golpes del badajo,* Rodolfo
Dondero arranca con una reflexión sobre la poesía, concebida como un sueño,
anhelo, fantasía, arte de magia, cuyos mensajes trasponen las dimensiones
espacio temporales. Borges, en su poema el sueño escribe:
Si el
sueño fuera (como dicen) una
tregua,
un puro reposo de la mente,
¿por
qué, si te despiertan bruscamente,
sientes
que te han robado una fortuna?
En
estos términos, puedo suponer que mi tocayo Rodolfo acude a la magia de la
poesía para ponerse a resguardo de la brusquedad que implica lo cotidiano. Y no
es que evada la vida conflictiva e insegura presente, ya que es él mismo un
analista agudo en este campo, sino que la poesía es para él semejante a la isla
del tesoro con que muchos niños de nuestra generación soñábamos. Démosle la
razón porque es claro que la fortuna está constituida por pensamientos mucho
más valiosos que el oro.
El
poemario “Los golpes del badajo” está
dedicado en principio al aire, al agua, y a la tierra en que se abren las
flores amadas. En esta dimensión física e ideal a la vez, el viento es un
compañero inseparable de su alma y de la historia que teje como poeta, es decir
de todas sus experiencias vitales.
A
mi modo de ver, este segundo libro sigue las pautas del primero que tituló
“Reverberaciones”. Primero porque sus versos prosiguen revelando su
familiaridad con un amplio universo lexicográfico, que le sirve para expresar
profundos saberes, en los que la erudición no es extraña. Segundo, porque
Rodolfo Dondero no deja de apuntar a lo trivial, al acontecer de la vida diaria
que recubre con toques de romanticismo, a veces de ironía que hace presa en la
paradoja, macerando así su poesía.
Añado
que para poetizar hace acopio de su fondo andino, se inspira en el dorso de los
Andes, el cóndor, la puna y las añoranzas del amor, entre otros elementos del
entorno telúrico y vivencial.
Al
mismo tiempo, considero que Los golpes
del badajo cierran un ciclo poético y anuncian otro, como ya lo hemos ido
leyendo en muchos de sus escritos recientes. Esto es así, tiene que ser así, pues nada
permanece inmutable en los procesos de crecimiento. Menos en el crecimiento
poético que celebran los golpes del badajo, convocándonos esta noche. Esta
etapa inicial, se ha mostrado en extremo vigorosa, con visibles y justificadas
ambiciones de llegar a más. El cuarzo, desprendido de otros sedimentos, ya
brilla con destellos deslumbrantes.
Poemas
notables en el poemario que tenemos entre manos, son: Solo te pido un tiempo
(p. 21), Gólgota (p. 31), Amor y nada más (p. 92), Los golpes del badajo (P.
99), El brindis (p. 123) y Ayotzinapa (p.128).
Entre
sus recursos literarios favoritos están la multiplicación, que le sirve para
remarcar e insistir en conceptos con elegancia:
Solo
te pido un tiempo para acariciar tus manos/ Solo te pido un tiempo para
llevarte a la fábrica donde se producen poesías/ Solo te pido un tiempo para
cultivar contigo en la orilla de los mares; (p. 21)
Noto
tu ausencia en el llanto que llega a la espina/ Noto que la trémula lágrima se
rompe en la tarde sórdida/ Noto el aniego de la duda cuando oras ante un
crucifijo/ Noto tu ausencia lapidante bajo el mármol del olvido; (p. 64)
Cuando
llegue el tiempo y se agote el manante en la puerta del incendio/ Cuando se
presente de colores el despertar del día/ Cuando el rayo de luna enjugue las
lágrimas que en la Tierra afloran/ Cuando se compruebe divino todo espíritu en
el ara humano; (p. 71)
Mirar
el fuego de mis pesares en el fondo mismo de los mares/ cuando se agitan/
cuando se quitan/ cuando se duermen. (p. 88)
Presentación del poemario Los golpes del badajo. Instituto Porras Barrenechea (29.05.17). |
La
cronografía de Añoranzas, empieza un
recorrido desde noches lejanas, al presente de la memoria congelada, del cuadro
colgado en el recuerdo que siempre llega. (pp. 17,18)
La
descripción plena de subjetivismo es otro elemento destacable y de buen manejo:
Te vi acompañar al roble/ Ibas vestida de colores/ Tu camino estaba iluminado/
Estabas radiante, rosada/ Sonreíste cuando canté belleza/ Y te marchaste
primorosa. (p. 113)
Refuerza
también el pensamiento mediante interrogaciones preñadas de tono patético: Qué
es lo malo que hace el pobre…/ Qué es pues, sino la arrogancia de acusarlo por
delito de ignorancia…/ Cuál es el motivo de negarle al rico la entrada en el
cielo…/ Qué diferente un pobre siente cuando muere su madre santa…/ Dónde está
la diferencia, cuando de los ropajes desprovistos, yertos, el rico en su nicho
de mármol y, en la fosa de tierra el pobre, empiezan a convertirse en polvo.
Vuelvo,
para terminar, al principio. El poeta Dondero escribe en su proemio con un
lirismo conmovedor: “Mañana estaré lejos de la hoja que arrancó el otoño
inclemente, con el vendaval provocado por las perdidas ilusiones, seré el
plasma intermedio, camino hacia el infinito donde mora el tiempo, y no veré más
tus cabellos dorados conversando con los rayos de luna, ni sentiré la suavidad
sensual de tu piel, tampoco el fondo universal de tu mirada…”. Un Oliverio
Girondo resurrecto, un Juan Gelman al que esperamos. Pero sobre todo un Rodolfo
Dondero a quien queremos desde el fondo… del alma.
Miraflores,
29 de mayo de 2017.
* Rodolfo Dondero Rodo: Los golpes del badajo. Cavero Reyes Impresor. Lima 2016.
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